A lo que vamos, de comer mucho y muy bien. Ni barato ni caro, sino que es de esos sitios que para lo que te dan está bien de precio, pero no para ir cada día. De primero nos tomamos unas croquetillas (¿o croquetonas tengo que decir?) de chipirones en su tinta (con pedazos de chipirón entre la bechamel) y de jamón. Seguimos con unas patatas con trufa y huevos poché. De estas patatas hay que alabar el aceite, que era para no dejar de mojar. Seguimos con una tempura, buena, y que ya dio paso a los platos principales (como dijo Mariela, esta entrada nos la podríamos haber saltado ya que los tres entrantes fueron platos muy grandes!). Yo me pedí un lomo de venado en salsa de caza y puré de jengibre que está de rechupe, mientras que las mujeres optaron por el solomillo al vino de Madrid con patatas fritas y Jordi se atrevió con el arroz (vaya platazo de arroz) con morcilla. Cafecito bueno y para casa.
Nota media: 7.5/10
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