Sunday, February 14, 2010

Miguel Barceló. 1983-2009. La solitude organisative


Hay grandes artistas españoles con los que nunca he acabado de conectar. Tal vez sea que todo lo que se ha hecho después de 1800 tiene algo de dificultoso de entender. Así ni Picasso ni Goya (tal vez los mejores artistas españoles de los últimos 200 años) me enamoran. Y no sé si ponerlo a la misma altura, pero me pasa un poco con Barceló, que todo el mundo dice lo bueno que es y a mi... pues qué deciros, que pse, más o menos.

Pero como quiero reconciliarme hasta con mis enemigos, fui al CaixaForum de Madrid que muestra una retrospectiva del artista, desde sus primeros trabajos (como L'amour fou) a lienzos pintados tras la finalización de sus trabajos en la Sala de los Derechos Humanos de la ONU. La visita guiada, como siempre pasa en el CaixaForum, estaba demasiada abarrotada de gente. A eso se le unió que tuvieron que cerrar parte de la exposición por problemas técnicos, y ya teníamos entre apùntados y no apuntados a unas 30 personas persiguiendo a la guía. Esta señorita, que ya nos dirigió a Kay y a mi por los trabajos de Palladio, es muy buena, sabe mucho, pero hace que la cosa sea algo aburrida...

Los trabajos de Barceló tienen influencias muy contradictorias. Es un enamorado del mar y sus profundidades, pero a la vez largas temporadas en Mali, un país sin mar en pleno Sáhara. Utiliza la técnica mixta, le encanta pintar con las manos y con utensilios que él inventa y es un noctámbulo laboral. Vamos, que es un artista de los de película. De Barceló, me quedo con la teoría que aprendí y el buenísimo autorretrato (¡en el que se pinta como un gorila!), pero sigo sin reconciliarme.

Andrea Chénier en el Real


Anoche tuve el privilegio de vivir el estreno de la ópera Andrea Chénier de Umberto Giordano en el Teatro Real de Madrid. Era mi primera experiencia en el Teatro Real de Madrid y su estilo me decepcionó mucho. Me esperaba una ópera a la parisina o vienesa, pero en un país como el nuestro, todo es mucho más austero. Austero, pero eso sí, con entradas a precios altísimos (de los 32 a los 250€).

La ópera, como leí en un artículo (me he pasado toda la semana empollando sobre el tema) es el género musical más completo. Tiene una parte musical instrumental, tiene las voces de los cantantes y una gran puesta en escena (escenografía, interpretación, ambientación). No es que no me gustase la ópera, pero perdonadme los más expertos, me pareció algo aburrido. He de decir que a pesar las grandes expectativas que había levantado este trabajo del Teatro de la Bastilla de París las críticas de hoy en los periódicos nacionales han sido desiguales (ABC, La Razón). Coincido con el artículo de La Razón en que a veces se vio una cierta descordinación entre el foso y el escenario, me pareció que el decorado era espectacular, tal vez los intermedios demasiado largos (¿40 minutos?) y la última escena, aunque no la dejan muy bien los críticos, tiene su poder de conmover.

Una buena experiencia para un neófito de la ópera.

Thursday, February 11, 2010

Metro de Chamberí y Museo Geominero

Esto da pena, haber vivido 25 años en una ciudad para darte cuenta de que hay mil cosas preciosas por descubrir. El otro día (y ya van 3 veces) intenté ir a la exposición de los Impresionistas de la Fundación Mapfre. Ante la avalancha de gente que esperaba en la calle, decidí seguir andando por Madrid (y ya venía andando desde Ópera). Así llegué a un sitio que hacía tiempo que tenía ganas de visitar: la antigua estación de metro de Chamberí.



Esta estación era una de las 8 estaciones originales del metro de Madrid, inaugurado en 1919 por Alfonso XIII. Como muchos otros edificios e infraestructuras de la época, fue obra de Antonio Palacios. Funcionó hasta 1966, cuando debido a la ampliación de la longitud de los andenes y la proximidad con Iglesia y Bilbao hicieron que se cerrase. Es un placer pasearse por este trozo del Madrid castizo, que vivió Monarquía, República y Dictadura, y que gracias a la restauración de sus servicios, y sobre todo de sus magníficos anuncios hechos sobre azulejos, ha devuelto la luz a la antigua estación fantasma del metro.



Y andando andando, llegué al Museo Geominero. ¡Vaya preciosidad de sitio! No solo el museo, sino el edificio, la escalera que sube, la sala anterior al museo... ¿Y la sala de exposición? Uno parece que retrocede 100 años en el tiempo. La verdad es que el día iba de viajes en el tiempo. No soy ningun experto ni amante de las piedras (lo que algunos llaman la ciencia de la geología), pero es para caerse de culo este museo. Como os podéis imaginar, un martes al mediodía en el Museo Geominero yo estaba solo. ¡Qué ganas tengo de volver ahí, llevarme un libro, y pasarme la mañana leyendo! Es gratis, es una gozada y está en Madrid. No os lo perdáis. Por favor.

Kitchen Confidential


Me he terminado un libro del que había oído hablar mucho en casa: Kitchen Confidential (o lo que es lo mismo Confesiones de un chef). Este libro es en cierta medida la autobiografía de Anthony Bourdain, un chef estadounidense de raíces francesas. Este personaje es algo así como l'enfant terrible de los fogones yankees y no se corta ni un pelo en su libro. Habla de cocina y (¡)todo lo demás(!) que rodea a este mundo: drogas, mafias, sexo, traiciones... ¡Cualquiera diría que gente con esta vida nos alegra las noches de los viernes! Me gusta su estilo directo, en primera persona, pero me cansa su tono visceral y desafiante. A través de las páginas vemos su apasionamiento por la cocina francesa, japonesa e italiana (parece que lo de italiano ha sido más forzado que de corazón), su compromiso con las cosas bien hechas (¿mientras se droga en los tiempos libres?), su amor por las buenas materias primas y el comportamiento gamberro en la cocina de un fan del rock de los años 70.

Si me tengo que quedar con lo que más me gusta del libro es el capítulo sobre un día en su vida. Un trajín de alguien que está de pie (no despierto, ¡de pie!) de 7 de la mañana a 11:30 de la noche, preparando el menú, recibiendo mercancía, organizando el equipo, luchando contra la rutina, preparando la comida y la cena y luchando contra un equipo de cocina que parece que más que ayudar van a putearte. Una gran lectura para entender a este chef complicado.

Dos películas tristes de domingo



Las pelis que vi ayer en casa son de las que te quitan las ganas de ser feliz :/. Las vi porque según la crítica son grandes películas, pero me lo pensaré más la próxima vez. La primera fue There Will Be Blood, una de las más aclamadas interpretaciones de Daniel Day-Lewis. La película cuenta los inicios del negocio del petróleo en el Oeste estadounidense a través de la vida de un magnate del oro negro. Será buena, sí, pero tiene todo para ser el culebrón de la década: muertes, minusvalías, lucha religiosa, envidias y mentiras. Grandísimo Day-Lewis que no quiere decir que me haya encantado la película.



La otra peli es de la menos rara Bjork: Dancer in the Dark. Esta película musical (nunca vi un musical con tanta muerte) relata las peripecias de una inmigrante checoslovaca en los Estados Unidos de los 70 y de como una enfermedad en los ojos la va dejando ciega. Para no ser menos que la peli anterior esta muestra los problemas de la inmigración, la injusticia, la falta de valores morales. Sí, en medio de esta pesadilla la protagonista piensa que está en un musical y se pone a cantar y bailar entre muertos y horcas. Pufffff.

Sábado movido


A ver si me aplico y escribo al menos una vez a la semana. Este fin de semana ha sido bueno. He tenido de todo, como a mi me gusta: conocer Madrid, cenar fuera, salir de fiesta, leer, ver pelis... El viernes me fui muy prontito a dormir y el sábado estaba en pie antes de las 9. A las 10 y pico ya estaba en San Antonio de la Florida, panteón de Goya, donde el genial pintor aragonés (reconozco que no es de mis favoritos) creo unos frescos maravillosos. Con el buen día que hacía subí andando hasta los Jardines de Sabatini, y de ahí al Teatro Real. Paré para preguntar por las visitas guiadas, pero como estaba la sala principal cerrada, acabé hablando con la taquillera sobre las entradas para jóvenes en el Teatro. Ya os contaré, porque puede que mañana pille entradas para una ópera :). Y andando andando llegué al Panteón de Hombres Ilustres en Atocha. Me decepcionó mucho. Aunque tiene las tumbas de muchos de los políticos más importantes españoles del siglo XIX (Rios Rosas, Sagasta, Mendizabal...) el sitio está falto de espíritu. Un sitio así sería lugar de peregrinaje en los EEUU, donde el culto a las grandes figuras de la política pasada está muy extendido y cuidado. Todo el contrario que en España.

Y por la noche salimos por ahí a celebrar las notazas de Lola en su oposición. Hacía tiempo que no salía por ahí, y me venía bien. Cenamos en un sitio de raciones, nos pusimos las botas a comer y a beber y sorprendimos a Lola y Dani con un super relago de masajes para los dos. Luego fuimos a La Pocha; ¡qué sitio más pocho! Cada vez soy más vago para salir y el sitio que antes me encantaba ahora me pareció muy normalito. Ya me ha dicho Luis que el fin de semana me enseña lo que es de verdad salir por Madrid. Esperemos que funcione :).