Vaya fin de semana que he pasado en Nueva York! En las anteriores visitas a Nueva York que tuve que hacer las semanas pasadas por trabajo vi a un par de amigos (los dos Davides y Javi) que están allí trabajando y me invitaron a pasar un fin de semana con ellos allí.
Me pillé el autobús a las 16:00 el viernes y llegué a NY a eso de las 20:30. Subí en metro hasta la parada de la 59 con la 5ª y vi con mis ojos lo que me habían contado: el hotel de los Davides está entre el Plaza y el Ritz, enfrente del Central Park. ¡Casi nada! Ahí estaba David S. y su novia, Marta, esperándome para empezar la fiesta del viernes por la noche. Llegaron todos (David H., Javi y la hermana y la prima de Marta) y nos fuimos a por algo de beber para empezar la noche. Nos tomamos una copillas en la habitación de David S., vinieron a buscarnos Chris y sus amigos mexicanos (unos amigos de doña Marcelita la colombiana) y nos fuimos de marcha. Se lo pusimos dificil a Chris: sitio guapo donde nos dejen entrar con zapatillas. Pero este tío tiene mas tablas que un almacen de Ikea, y nos llevó a Los Feliz, un garitazo cerca de NoLita, donde en el sótano ponen musicón dance y R&B. Lo único malo: copas a 12$ las más baratas. Pero ese es el precio de NY.
El sábado nos levantamos bastante pronto, pero intentar mover a un grupo de 7 personas no es fácil. Bastante pronto David H., Javi y yo estábamos preparados, pero luego tuvimos que esperar a las mujeres y David S. La idea era ir a la Estatua de la Libertad, pero las cosas se fueron torciendo. Nos metimos en el metro y de repente cambio de rumbo (imagínate que la linea 1, al pasar por Sol, pasa a ser la linea 2!) por lo que en cuanto nos dimos cuenta nos bajamos y decidimos seguir andando. Nos habíamos desviado un poco por lo que bajamos por Chinatown, pasamos por el centro financiero y llegamos al Battery Park. Y como os podéis imaginar, la cola para ir hacia la Estatua de la Libertad, un sábado a las 14:00, era impresionante. David H. sugirió pillar el Ferry a Staten island, que pasa cerca de la estatua, y seguimos su consejo, que resultó ser genial. Un paseo en barco, vistas de NY y la Estatua de la Libertad y allí estábamos, en Staten Island, con mucho hambre. Descubrimos un sitio barato, que tenía cervezas, filetones y un café que dijeron que era el mejor que habían tomado desde que llegaron a NY. De Staten Island volvimos a Manhattan, y de ahí al hotel. Todos cansados, nos fuimos a la habita de David S., jugamos a las películas (hacía tiempo que no me reía tanto) y nos fuimos a dormir.
El domingo nos despertamos pronto y los hombres sin novia en NY (Javi, David H. y yo) salimos a caminar. Queríamos hacer el tour de las Naciones Unidas, pero cuando llegamos nos dijeron que los fines de semana es audioguía y que teníamos que esperar más de una hora. Así que seguimos andando hacia Grand Central, la preciosa estación de tren con un techo decorado con las constelaciones celestes. De ahí salimos a Times Square, comimos algo en un restaurante japonés y acabamos dando una vuelta de más de una hora por Central Park.
Grandísimo fin de semana con unos anfitriones buenísimos.
De comer pedí lo que la camarera quiso, y bien bueno que estaba. Para empezar un clam chowder, una sopa hecha de almejas, patatas y cebolla que se acompaña con crackers. Muy buena y muy caliente. Para seguirle me trajeron el Seafood Newburg, una combinación de langosta, gambas y vieiras con crema de sherry sobre arroz (si, lo que estáis pensando, multiplicadlo por dos para tener el tamaño yankee). Muy sabroso, una salsa exquisita, aunque de tan buena que está tal vez apagaba el sabor de las vieiras. Ah, y por si la digestión no fuese a ser pesada, lo acompañaron con un corn bread (pan de maiz), que aunque estaba bueno, para mi gusto siempre es demasiado mazacote.
¡Cómo me gusta la comida de los aviones! El otro día lo pensaba, no sé si me gusta tanto porque lo relaciono con los viajes o porque en verdad es buena... Pero sea lo que sea, ayer disfrute de unas deliciosa comida camino de Boston y ESO es lo que importa :).
