Siempre se agradece volver a los sitios conocidos. El hombre es un animal de costumbres; y cuando las costumbres son buenas, mejor que mejor. El sábado pasado salimos a cenar por la noche con el Tío Antonio, el hermano de mi abuela, y más conocido en el mundillo de la cardiología como el Doctor Bayés de Luna. Sin ninguna duda es a mayor eminencia de la familia, con premios y puestos en algunas de las instituciones médicas más importantes del mundo.
Nos encontramos con ellos a la puerta del restaurante, a las 9 de la noche, puntuales para no desentonar. La decoración del restaurante no es algo nuevo, pero entiendo que quizás choque a un recien llegado como María Clara: motivos náuticos y marinos por toda la sala (véase qué es un foque). Para empezar nos obsequiaron con una copa de cava y un entrante de ensalada de bacalao. De primero tomamos carpaccios y verduras. Las mías, al vapor y con algo de aceite estaban buenas (entre aprobado y notable... ya se sabe, de la verdura no se puede sacar mucho más jejeje). Y es en el segundo donde El Foque se luce.
La especialidad de la casa es el bacalao, y cada uno se lo pidió a su manera. Reconozco que, para mi, como el pil-pil no hay nada, aunque me atreví (bajo el sabio consejo del maitre) a innovar con un bacalao en hojaldre. Estaba muy rico, y el all i oli que le acompañaba me recordó algo al pil-pil. Para terminar la cena me tomé un espejo de chocolate blanco. La cena muy buena (como siempre) aunque en esta ocasión el servicio falló un poco.
Friday, April 25, 2008
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