El ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, explicó ayer ante el Congreso las 31 medidas (pdf) que pretende el Gobierno poner en práctica para intensificar el ahorro energético. Según este plan, el objetivo es reducir el consumo de petróleo en 44 millones de barriles, lo que equivale a un ahorro de 6 millones de toneladas equivalentes de petróleo.
Entre las medidas, que me parecen muy acertadas y que han sido duramente atacadas por la oposición, destacan las siguientes:
Duplicar el presupuesto del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía. Así se pasa de un presupuesto de 60 millones a 120 millones de euros. Sin investigación no hay avance.
Las empresas acreditadas energéticamente, es decir, empresas con certificado AENOR, tendrán ventaja en la contratación pública.
Plan VIVE (Vehículo Innovador - Vehículo Ecológico) que estará en vigor hasta 2010, y permitirá renovar cerca de 240.000 vehículos con más de 15 años de antigüedad (aún no he conseguido averiguar de qué se trata, pero en cuanto tenga más información la daré).
Reducir los límites de velocidad en un 20% de media en el acceso a las grandes ciudades y su circunvalación y en las vías de gran capacidad. Así, además de contaminar menos, se ha demostrado que los accidentes bajan hasta un 35%.
Se acordará con las Comunidades Autónomas y las Corporaciones Locales correspondientes la extensión del horario de apertura del metro durante los fines de semana.
Repartir gratuitamente, y a través de vales de regalo en la factura de la luz, de una bombilla de bajo consumo por cada hogar en 2009 y otra en 2010. Una pena para los que ya hemos cambiado todas las bombillas de casa. Pero siempre la podemos guardar :).
Entre los puntos flojos del plan veo el optimismo que tiene nuestro ministro en el uso de coches eléctricos, de los que espera que en 2011 haya un millón (contando también con los híbridos). Y lo de bajar un 20% la velocidad de entrada en las ciudades tampoco creo que le vaya a sentar muy bien a la gente.
Y para que no tiremos balones fuera, el ministro acabó con la celebérrima frase de Kennedy: No te preguntes qué puede hacer tu país por tí, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país.
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