Ayer volví a Boston, esta vez volando con US Airways vía Filadelfia. El día empezó bien temprano, saliendo a eso de las 8 con Guille a hacer recados: banco, desayuno de café con porras y a alquilar un chaqué para la boda de Alán en Mallorca. Unos pinceles que estábamos hechos. Un par de horas antes de que saliese el vuelo Guille me dejó en la Terminal 1 y de camino a Boston.
Como están las cosas, lo de los controles de seguridad son cada día más absurdos. Control de preguntas en la cola de facturación de US Airways, control para acceder a las puertas de embarque, control de pasaportes para acceder a las puertas A de la T1, control de billetes para pasar por una zona y otra vez las mismas mujeres haciendome otro control de los billetes y del dutyfree que había comprado 10 minutos más tarde. HORROROSO. Pero no fue lo peor, porque entre medias vi el que probablemente se gane el premio al avión más feo del planeta: uno de Delta, que hacía el MAD-JFK, y que iba pintado todo de rosa y gris por lo del cancer de mama. Entiendo que es un avión solidario, pero FEO FEO.
Ya embarcados en el US741, me sorprendió que los Airbus330 que tienen los llevan con pantalla individual en clase turista. La sorpresa siguió cuando nos dijeron que por los auriculares de doble entrada (los típicos de los aviones) nos cobraban 5USD (o 5 EUR, un buen negocio con el coste de los euros a día de hoy). La comida también fue curiosa, con un pollo en salsa barbacoa que era más de un McDonalds que de una aerolinea. Y por si la cosa no había sido de tralla, decidí ver la película de Dragonball: Evolution. Sabía a lo que me arriesgaba, pero fue peor de lo que me esperaba! MADRE DEL AMOR...
Llegamos a Filadelfia, creía que entrando en EEUU con un nuevo visado tendría más problemas, pero pasé el control de inmigración en un periquete y me las daba muy felices. Ya cuando habíamos aterricado en Filadelfia había visto que estaba lloviendo y en el descenso habíamos pasado por unas zonas de muchas turbulencias, pero no sabía el efecto que iba a tener el huracán Irene en mi vida... Una vez que hube refacturado las maletas (en EEUU si tienes una conexión entre un vuelo internacional y uno doméstico tienes que pillar el equipaje, pasar aduanas y volver a facturar) me fui a por la nueva puerta de embarque. SORPRESA: vuelo cancelado... Lo de Irene estaba fastidiando el espacio aéreo de EEUU y el avión que iba a Boston no podía llegar a Filadelfia. "Perdona, Linda, ¿me podéis poner en otro vuelo?", le pregunté a la azafata de tierra de US Airways. "Perdona, está todo lleno para hoy, te pondremos en un hotel y mañana sales a Boston. De todas formas, por su hay suerte, te pongo en lista de espera". Tras dejar pasar 3 aviones llenos a Boston, tras lloros a Linda y sus compañeras, conseguí que me metieran en el último avión de la noche.
Detrás, en el vuelo a Boston, llevaba a un tío que lo había visto durante toda la tarde, y que se quejaba de que necesitaba un vuelo a Boston con urgencia porque hoy le operaban. Así que le desee suerte en su operación y me dijo: "No, no me operan. Lo uso y siempre funciona". ¡Que gran hijo de puta! Pero tras más de 16 horas de viaje, llegué a Boston, mi maleta había llegado antes que yo y estaba esperándome huérfana en la zona de equipajes y tras pillar un taxi llegué a casa con más ganas de cama que otra cosa.
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1 comment:
Un blog genial, si señor, me gusta. Me uno a tus seguidores.
Un saludito.
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