Monday, April 25, 2011

Quinto y último día


Como todo lo bueno en la vida, las cosas se acaban. Para el último día en París había dejado cosas bastantes relajadas. Salí en metro hasta la parada de George V y de ahí me fui andando por las avenidas de Georges V y de Montaigne donde se concentra todo el lujo de la ciudad. Quien fuera rico y viviese en París...

Pero como el cultura es la riqueza que mejor me puedo permitir seguí andando por delante del palacio del Eliseo y de la embajada estadounidense hasta llegar al Ópera Garnier, una de las grandes óperas de París. ¿Porqué se llama así? Pues porque el arquitecto fue Charles Garnier y como gran ciudad europea París tiene varias óperas y no sólo una Ópera de París.

El estilo de este edificio es de lo más ecléctico. Tiene un poco de todo: estilo beaux-arts con algo de neoclásico, algo de neobarroco, rococó por todos lados... Parece ser que cuando se estaba haciendo durante el imperio de Napoleón III, su esposa, la española Eugenia de Montijo, preguntó que cuál era ese estilo, a lo que Garnier se salió con mucha clase: "Esto... esto... esto es el estilo Napoleón III!".

Nos llevó en un tour un chico estadounidense buenísimo, no sólo era un experto en arte y ópera, sino que también sabía cantar (nos dio una demostración en la escalinata de la ópera que nos dejó a todos helados). En un principio no podíamos entrar dentro de la sala principal porque había ensayo, pero... en el último momento nos dijeron: "Tenéis 5 minutos para ver la sala por dentro!". No sabéis el subidón de todos, ver la ópera por dentro, con un espectáculo de ballet ensayando... GRANDÍSIMO!

Siendo el último día me quería dar una buena comida, y Marine el día antes me había recomendado comer dentro del Petit Palais. Este edificio, construido para la exposición universal 1900, tiene un estilo muy parecido al de la ópera. Pues dentro tiene un jardín "secreto" junto a un restaurante. La comida no es nada del otro mundo (me tomé un steak tartare normalillo) pero uno come al aire libre, en un precioso patio de columnas y jardines... De los sitios con más encanto en los que he estado.


Y por la tarde me recorrí uno de los itinerarios recomendados por la Lonely Planet por el Barrio Latino y Saint-Germain-des-Prés. Cayó una deliciosa crepe con nutella y plátano, disfruté con los palacios y universidades de la zona, y ya cuando estaba destrozado volví al hotel.

Decir que el día no acabó ahí, porque por la noche había final de la Copa del Rey entre el Madrid y el Barça. Fui a verlo al pub James Joyce al lado del hotel y pude disfrutar con la victoria del Madrid en la prórroga.

Al día siguiente, check out, autobús de vuelta al Charles de Gaulle y vuelo a Madrid con algo de retraso

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