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Mis padres nunca han sido grandes folklóricos. Ni amantes de las multitudes ni de las fiestas populares. Así que ahí me encontraba yo, con 23 años, y sin haber ido nunca a la Pradera de San Isidro. Y ayer, día del patrón de Madrid, era mi ocasión perfecta.
Desde Legazpi hay un trozo andando, pero es accesible a pie. A la ida fui por la Ronda de Toledo (sí, un poco de vuelta), aunque a la vuelta, ya sabiendo lo que me esperaba, no me separé de la orilla del Manzanares. Todo el mundo que conozco que había ido a la Verbena (que son Fer y Alán) me habían dicho que la Pradera no era para tanto. ¿Cómo que no? A mi me encantó. Tras un paseo por toda la zona "de abajo" (la que está en el Paseo 15 de mayo) llegué a la Ermita del Santo, donde hice cola para probar la famosísima Agua del santo, a la que se le atribuye propiedad milagrosas como fue curar a Felipe III de una grave enfermedad. Por si acaso, yo me la pusé en los brazos para mis problemas de piel :).
Y de ahí empecé a andar por el recinto ferial, por las atracciones, las zonas de descanso, los espectáculos de chotis... ¡Y yo había estado 23 años sin ver esto!
1 comment:
Miguel Angel pregunta si fuiste de chulapo o de chulapa... Es un jugón tu cuñao!
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