Este fin de semana hemos hecho mil cosas. El viernes, al salir del curro, quedé con Andrés para que me acompañase al IKEA a devolver unas cosas. Después de zamparnos un par de perritos suecos, fuimos al City Limits del Diversia a ver un monólogo. Es curioso que hagan monólogos a las 5 de la tarde, pero tiene todo el sentido los viernes por la tarde cuando salen los currantes de las oficinas y se quieren divertir un poco con una cerveza. Fui a casa de los Álvarez-Builla, pillé las fotos de la boda de Ainhoa, y me fui a casa a cenar. Quedé con los amigotes en casa de Alán, y aunque ellos salieron, yo decidí volverme a casa porque estaba muy cansado de la semana.
El sábado me desperté prontito, arreglé la casa, y vi el pártido de Ferrer contra Rodick. ¡Qué pena que perdiese ayer la final del Masters contra Federer! El partido que jugó el sábado fue expléndido, y creo que se mereció más fortuna (o un rival menos bueno...) que la que tuvo ayer. Como hacía buen día, me fui de paseo por Madrid. Lo primero, un tirón de orejas al Museo Cerralbo. Hacia tiempo que lo quería ver, pero llegué y ¡estaba cerrado por reformas! Mi enfado fue monumental. Cuando miré la página de Horarios y tarifas del museo por internet (página por la que entré), no decía nada de las reformas. Deberían poner el mensaje en todas las páginas, y no sólo en la principal.
Visto mi fracaso inicial, decidí ir a la otra exposición de la zona, El gusto a la griega. Esta exposición del Palacio Real, patrocinada por el Banco Santander, nos muestra el inicio del Neoclasicismo francés, a través del mobiliario, escultura, pintura y ornamentos de la época. Muy interesante, recomendable y gratuita. De ahí bajé por la calle Bailén hasta la Basílica de San Francisco el Grande. ¡Y que grande! Es espectacular. Nunca la había visto, y la cúpula es de impresión. Tras visitarla me apresuré a bajar hasta la Puerta de Toledo, de ahí hasta la glorieta de Embajadores, y para volver a casa cogí el metro hasta Legazpi.
Por la tarde retomé uno de mis objetivos: volver a estar en forma. Hice casi una horita de deporte, que me sentó súper bien. Para cenar quedé con Luis, y de ahí me fui con Lola and Co. a tomar algo a casa de Felipe, un amigo de Lola que vive en Blasco de Garay. No muy tarde decidimos ir al 69 Pétalos. Este sitio, aunque a mi no me gusta nada, está de moda, por lo que parece que a todo el mundo le gusta, y tienes que hacer una cola de más de media hora para entrar... Dentro nos encontramos con Esther, Mar, Fer, Tola, Latín y la prima de Esther. No estuvo mal la noche, aunque para mi gusto el local podría mejorar y quitar a algunos de los performances.
Ayer, último día del fin de semana, fue día de cocinas, tuppers, y de poner algunos muebles en casa con la ayuda de Miguel Ángel. Ojalá nos espere una buena semana.
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1 comment:
Nene!!!que tal? El sábado al final casi no pude ni disfrutar de tu persona ;-) Habrá que repetirlo en plan más tranqui. Me voy a Roma este miércoles pero a la vuelta...toca un plan cultural de esos tuyos que la noche siempre nos acaba confundiendo..jejeje..Un besazo*
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