Madrid- Conclusión: Ni política ni religión. ¿Lo único imprescindible? Salir, beber, hacer botellón. Los jóvenes evolucionan -o involucionan-. De unos años a esta parte todo ha cambiado. Lo que antes eran valores ha pasado a formar parte del olvido. Y lo que ahora engrosa la lista de prioridades es insulso e innecesario. La juventud es descreída, apolítica, egoísta e insolidaria. En definitiva, el grupo de personas comprendidas entre los 15 y los 24 años ha elegido el camino desencantado hacia el nihilismo. Lo revela el último informe de la Fundación Santa María, que ha hecho una radiografía nada halagüeña de los jóvenes españoles basada en las opiniones y las encuestas realizadas a más de 4.000 personas.
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