París es muy grande. No sólo es una ciudad de una extensión inmensa, sino que también posee una belleza inigualable. Este viaje no fue tan impactante como el anterior que hice en octubre. Tal vez ni la luz acompañó como la otra vez (en la que disfruté de un sol de otoño espléndido) ni era la impresión de la primera experiencia parisina. Pero aún así París es París.
Llegamos el viernes tarde, nos encontramos con Guille en Chatelet-Les Halles, y como estábamos cansados cenamos algo en casa. Algo normalito como unas deliciosas crepes rellenas de jamón y queso o pollo y queso. los viejos (Luis, Eva y yo) nos fuimos a dormir, mientras que gente más joven como Guille y sus colegas se fueron de fiesta. Lo que más me impresionó fue ver al día siguiente a la gente que había vuelto de fiesta y estaban en casa haciendo la tertulia como quien no quiere la cosa. De "mañaneo" que le llaman los jóvenes.
Ese iba a ser el día grande, el sábado. No lo supimos hasta el final del día que nos pusimos a medirlo en Google Maps, pero caminamos algo más de 15 kilómetros. Si os hago la lista os echais a temblar: Inválidos, Escuela Militar, Campos de Marte, subida a la Torre Eiffel, Trocadero, Plaza Victor Hugo, Avenida Foch, Arco del Triunfo, Campos Elíseos, Tullerías, explanada del Louvre, orillas del Sena, Notre Dame, Saint Chapelle, plaza Vendome, barrio de la Ópera y vuelta a casa. Sí, una vez más los viejos, tras ese pateo y una buenísima cena a base de espaguetis y beicon, nos fuimos a dormir prontito.
El domingo no podía igualar al sábado, pero tampoco queríamos quedar como unos tíos perezosos. Salí prontito sólo a dar una vuelta por el barrio de Guille. Era muy pronto, por lo que la sensación de soledad por las grises calles invernales de París fue algo mágico. Vi el edificio de la Bolsa, un par de galerías comerciales, la basílica de Nuestra Señora de las Victorias, la plaza de las Victorias (una al lado de la otra!), los jardines del Palacio Real, el Banco de Francia y la Biblioteca Nacional. Tras una hora de pateo pasé a buscar a Luis y a Eva que ya se habían duchado y subimos andando hasta el Sagrado Corazón de Montmatre. Anduvimos por el barrio y cuando ya teníamos buena hambre bajamos a Saint Germaine a comer en un correcto restaurante italiano. Paseamos por Saint Germaine y el Barrio Latino, momento en el que se nos unieron Nini y Guille. Tal vez lo que más me gustó de todo el día fue el modelo de metro que vimos junto al Senado. El Gobierno francés puso 16 medidas de un metro por toda la ciudad a finales del siglo XVIII para que el pueblo lo conociese. De ahí salimos hacia Le Marais y la hermosa plaza de los Vosgos donde dimos cuenta de una sabrosa sopa de cebolla.
Un gran fin de semana con unos grandes amigos.
Wednesday, March 24, 2010
Paris
Wednesday, March 10, 2010
¡A París!
Este fin de semana volvemos a París. Pocos lugares del mundo me han enamorado tanto como La Ville Lumière. Será una visita corta, condensada, pero seguro que nos lo pasaremos pipa. Guille se ha mudado al 2eme arrondisement, cerca de los Grandes Bulevares y la Bolsa de París, por lo que cambia un barrio pijo de vistas a la Torre Eiffel por esta otra magnífica localización.
Saldremos de Madrid el viernes, a las 18:00 horas, en un avión de EasyJt Eva, Luis y yo. De Barajas al Charles de Gaulle, ahí pillaremos el RER y en Chatelet-Les Halles nos estará esperando Guille. ¡Qué emoción!
Sunday, March 07, 2010
Jaipur, gran restaurante indio
Tras leer la crónica de la semana pasada de Fernando Point en el Metropoli no había duda, había que ir al restaurante indio Jaipur:
Algunas veces le sucede al cronista de restaurantes, y no sólo al que esto suscribe: conoce una casa donde dan muy correctamente de comer, donde se esfuerzan por satisfacer al cliente, pero que semana tras semana y mes tras mes tiene su comedor vacío o semivacío, muchas veces pagando esa injusta culpa de la ubicación desafortunada, en un lugar de poco paso, más bien escondido. Y uno siente la necesidad de reparar esa injusticia alertando a los lectores: oiga, que aquí se come bien, y barato. Denles al menos una oportunidad, que no les va a costar un ojo de la cara.
Y no salimos para nada decepcionados. Comimos mucho, picante y bien. Para empezar nos trajeron un poco de pollo tikka, una cebolla frita y samosas, todo acompañado de un rico naan (pan indio plano). Luego cada uno pidió su curry: yo opté por un cordero muy picante (sí, era picante de verdad) y mis padres compartieron otro cordero menos picante. De postre me tomé un pastel de zanahoria riquisimo!
El local es muy pequeñito en su zona de comedor, con tres mesas, así que si el sitio se pone de moda no estaría de más que reservarais la mesa. Una cena buenisima por 20€ por cabeza. Volveremos.
Living in London
Ayer, tras salir del Museo del Romanticismo, me acordé que había un salón de té en la calle Santa Engracia. El día antes había salido, estaba cansado, tenía un buen libro y era la opción ideal.
Este pequeño sitio, de aire victoriano, es caro pero vale la pena. Ese pastel de manzana de pasta quebrada vale MUCHO la pena. Lo acompañé de un té con sabor a orquideas y nosequé más que bien calentito entraba de fabula. ¡Qué buen rato pasé ahí! El tiempo fuera era horroroso, llovía, el libro estaba muy interesante y el pastel delicioso. Cuando llegó la cuenta me di cuenta de como se gana dinero en un sitio como este: 9€ por un trozo de tarta y un té.
Claro, la clientela muy acorde con el precio. Dos mesas de chicas guapas de 30 años, una mesa de turistas de provincias y otra mesa de chicos de 40 con pinta de arquitectos (lo digo por las pintas, que después podrían ser analfabetos). Valió la pena, sí, valió la pena
Museo del Romanticismo
El antiguo Museo Romántico de Madrid, que estuvo cerrado desde 2001 a 2009 por renovaciones, ha vuelto a abrir con un nuevo nombre: Museo Nacional del Romanticismo. Este museo, que exhibe todo tipo de arte español del siglo XIX, se encuentra en el antiguo palacio del Conde de la Puebla Maestre, en pleno barrio de Alonso Martínez (tal vez a los que salís más os suenen los bares Havoc o Taskopolis; pues está al lado). Los sábados por la tarde es gratis, así que nada más comer me fui para allá.
El museo tiene su entrada por la planta baja, aunque toda la colección está en la planta alta, a la que se accede por una bella escalera flanqueada por dos retratos gigantes. Recorremos las estancias de este palacio, que han sido decoradas con todo tipo de mobiliario y arte: pianos, el retrete que perteneció a Fernando VII, pinturas de Goya, Villamil o Velázquez, porcelanas de Sargadelos y cristales de La Granja, bellos divanes y escritorios... Es algo ecléctico pero tiene su encanto. Esto lo digo hoy, que ayer salí horrorizado del sitio. Será que necesitaba tiempo para asimilar tanto romanticismo, tanta cursilería, tanta pintura de bandoleros y decadencia del siglo XIX español. El personal del museo es de lo más borde y si no vas pronto tendrás que hacer cola porque el aforo es limitado.
No será el museo más impresionante de Madrid, pero sí que es algo diferente.
Salida con los ICEX
Este fin de semana, gracias al gran Enrique, nos vimos la cara todos los ICEX que estábamos por Madrid. A la convocatoria se apuntaron Maik - Varsovia, Carol - Berna, Vaquero - Copenhague, Gabi - Cairo, Enrique y novia - Berlín, Jesús - Düsseldorf, Victor - Brasilia y Pelayo - Rabat. Para cenar Vaquero nos reservó una mesa en La Camocha, un restaurante asturiano en Tribunal, donde lo de la comida parece que les sobra. Nos sentamos y empezaron a servir comida, mucha comida: empanadas, quesos, chorizos a la sidra, pulpo, chipirones, patatas bravas, lacon, croquetas, pimientos... Todo esto junto con barra libre de cerveza, sidra y sangria. Y como conoceis a estos elementos, que con eso no tenían suficiente, de postre se pidieron una botellita de Brugal. ¿Cuánto nos salió? Pues a 22€ por cabeza :).
De ahí salimos de marcha, y como estaba lloviendo, nos metimos en La Chocita Sueca. Este bar, que abren hasta tarde (creo que nos echaron a las 4:30) está muy bien, tiene precios competitivos y con gente como esta no hace falta mucho para pasárselo bien. Gran noche, volví a casa que nevaba y con una sonrisa en la cara.
Patacón Pisao
Hace tiempo que no hablo de restaurantes y a este restaurante fui hace ya unas cuantas semanas, pero no quería olvidarme de él. España se ha convertido en un país de acogida para millones de inmigrantes (especialmente latinoamericanos, magrebíes y europeos del Este) pero por lo menos mi experiencia es que ni les hemos hecho nosotros (los españoles) mucho caso ni ellos han entrado a formar parte de la realidad nacional (el 15% de inmigrantes aunque no se refleja en el 15% de la realidad que vemos).
Tras este párrafo aburrido, decir que hasta ahora no había tenido el gusto de comer en un restaurante colombiano. Lo de antes venía al pelo de que los españoles no nos hemos acostumbrado (ni atrevido) a comer las delicias que nuestros inmigrantes nos han traido. Así que gracias a unos amigos fuimos al restaurante Patacón Pisao, al lado de Atocha, para comernos un pedazo de Colombia. Necesitaría ayuda para acordarme de todos platos, pero tomamos plátano frito, chorizo, frijoles, arepas, patatas... De beber, un delicioso jugo de ¿culo? (cual era la palabra? era algo muy parecido). Todo riquisimo, unos 20€ por cabeza, y seguro que volveré.
El cuadro de Mr Bean
Gracias a mis padres pude entrar en la exposición Impresionismo: Un nuevo Renacimiento en la Fundación Mapfre. Había intentado entrar ya 3 veces, pero la cola era inmensa. Tuvimos más suerte el domingo y pudimos disfrutar de los cuadros modernistas del Museo Orsay de París. La exposición muestra la evolución de los impresionistas y su contexto, con las primeras obras de Manet como El Pífano. Luego nos sumirgimos en los años 1870, donde junto a los cuadros que exhibían los artistas oficialistas en el Salón de París, tenemos obras de Monet, Renoir o Sisley. Un cuadro que me hizo muchísima ilusión ver fue Arreglo en negro y gris nº 1 (o Retrato de mi madre) de Whistler. Este cuadro lo recordaréis de la película de Mr. Bean, en la que el cuadro viaja a los EEUU y Mr. Bean la lía.
Es una buenísima oportunidad para los amantes del arte para poder ver obras del Museo Orsay y aprender más sobre los impresionistas. La exposición es gratis y armaos de paciencia para las colas.
Invictus
Me llevé una decepción con Invictus. Uno va con muchas espectativas al cine cuando ve una película dirigida por Clint Eastwood, protagonizada por Morgan Freeman y con temas principales como Nelson Mandela y el rugby. Uno se espera una película redonda, con un gran argumento, una buena trama y un choque de conflictos. Pero se encuentra una peli a la que le sobran escenas (que me decís del avión que "se estrellará" contra el estadio), donde la historia de Nelson Mandela queda empequeñecida y donde aparece la brutalidad del rugby pero no engancha. Decepcionante.
Últimas semanas
Últimamente a mis días le faltan horas. Hay quien pense que malgasto el tiempo durmiendo, pero ahora mismo es lo más importante en mi vida, por encima de la comida (quien lo hubiese dicho...). Así que voy a intentar en las próximas horas poner todo lo que he ido haciendo últimamente, que ha sido mucho.
A parte de esto me esperan unos fines de semana animados, con salidas a París (a ver a Guille con Luis y Eva), a Valencia (a disfrutar de Las Fallas con Sara) y Semana Santa en Sitges y Granada con Kay. Os iré contando