Ayer fue el cumple de mi padre. Y como siempre en casa de los Miró, las celebraciones van unidas a una comilona. Ayer, y para cambiar un poco, en vez de ir a comprar la cena a
Mallorca, mi madre tuvo la idea de ir al
Semon. Una cena muy agradable, con un surtido de canapés, bocaditos varios, y un tartar de salmón con salsa de frambuesa que me pareció espectacular. Hay que volver a probar ese plato. De postre, helados y pastas. Ah, por cierto, mi hermana nos hizo regalos, incluyendo unas cubiteras para mi nuevo piso y unos arenques del IKEA que nos tomamos para cenar.
Una pena que no pudiese hacer fotos porque ayer dejé la camará a arreglar en el servicio oficial de Panasonic por unos puntos en el objetivo. Por cierto, muy bueno el servicio técnico, ya que hoy me han llamado diciendo que lo tienen arreglado. Y por si a alguien le pueda servir, este servicio oficial se llama Lavisom y está en la calle Ofelia Nieto 21. Creo que a nadie le importa hacer buena propaganda de alguien que se ha mostrado como un verdadero profesional.
Foto de mi padre en el desierto de Argelia con los pelos al viento
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