La fiesta en casa de los Salces estuvo muy bien. Bueno, yo empecé con mal pie, porque me metí una torta contra una de las sillas de hierro nada más llegar. Resulta que el suelo de la terraza es de mármol, y volviendo de la piscina con las chanclas mojadas, casi me mato. Así tuve que pasar toda la noche con una bolsa de hielo en la cabeza y con un bombo entre oreja y oreja. La compañía muy bueno, en un entorno privilegiado. A eso de las 6 de la mañana, nos replegamos a casa.
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