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Lo voy a reconocer: tengo envidia de Kay. Kay es una amiga estadounidense que va a ir este fin de semana a Washington a la investidura de Barack Obama como 44º presidente de los Estados Unidos (algo que allí llaman Inauguration). Así se pondrá fin al mandato de George Bush, que durante 8 años ha gobernado el país más potente e influyente del mundo de una manera autoritaria y prepotente. Es por ello que se ha ganado los peores grados de aprobación de la historia de los presidentes estadounidenses.
Obama parece la contrapartida de aquel presidente blanco que llegó hace 8 años a la Casa Blanca, respaldado por las clases de la America Profunda y los nostálgicos del gobierno de su padre. Blanco contra negro, republicano contra demócrata, hijo de papa contra persona hecha a sí mismo, ilusión contra continuidad... Obama nos ilusiona, tendiendo puentes a Europa (y a España), pero también hablando de diálogo con Cuba, respaldando el cierre de la carcel ilegal de Guatanamo donde se han violado los derechos humanos de tantos detenidos y hablando de un nuevo orden económico mundial. Obama, ilusionas. No nos defraudes.
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