Wednesday, March 24, 2010

Paris


París es muy grande. No sólo es una ciudad de una extensión inmensa, sino que también posee una belleza inigualable. Este viaje no fue tan impactante como el anterior que hice en octubre. Tal vez ni la luz acompañó como la otra vez (en la que disfruté de un sol de otoño espléndido) ni era la impresión de la primera experiencia parisina. Pero aún así París es París.

Llegamos el viernes tarde, nos encontramos con Guille en Chatelet-Les Halles, y como estábamos cansados cenamos algo en casa. Algo normalito como unas deliciosas crepes rellenas de jamón y queso o pollo y queso. los viejos (Luis, Eva y yo) nos fuimos a dormir, mientras que gente más joven como Guille y sus colegas se fueron de fiesta. Lo que más me impresionó fue ver al día siguiente a la gente que había vuelto de fiesta y estaban en casa haciendo la tertulia como quien no quiere la cosa. De "mañaneo" que le llaman los jóvenes.

Ese iba a ser el día grande, el sábado. No lo supimos hasta el final del día que nos pusimos a medirlo en Google Maps, pero caminamos algo más de 15 kilómetros. Si os hago la lista os echais a temblar: Inválidos, Escuela Militar, Campos de Marte, subida a la Torre Eiffel, Trocadero, Plaza Victor Hugo, Avenida Foch, Arco del Triunfo, Campos Elíseos, Tullerías, explanada del Louvre, orillas del Sena, Notre Dame, Saint Chapelle, plaza Vendome, barrio de la Ópera y vuelta a casa. Sí, una vez más los viejos, tras ese pateo y una buenísima cena a base de espaguetis y beicon, nos fuimos a dormir prontito.

El domingo no podía igualar al sábado, pero tampoco queríamos quedar como unos tíos perezosos. Salí prontito sólo a dar una vuelta por el barrio de Guille. Era muy pronto, por lo que la sensación de soledad por las grises calles invernales de París fue algo mágico. Vi el edificio de la Bolsa, un par de galerías comerciales, la basílica de Nuestra Señora de las Victorias, la plaza de las Victorias (una al lado de la otra!), los jardines del Palacio Real, el Banco de Francia y la Biblioteca Nacional. Tras una hora de pateo pasé a buscar a Luis y a Eva que ya se habían duchado y subimos andando hasta el Sagrado Corazón de Montmatre. Anduvimos por el barrio y cuando ya teníamos buena hambre bajamos a Saint Germaine a comer en un correcto restaurante italiano. Paseamos por Saint Germaine y el Barrio Latino, momento en el que se nos unieron Nini y Guille. Tal vez lo que más me gustó de todo el día fue el modelo de metro que vimos junto al Senado. El Gobierno francés puso 16 medidas de un metro por toda la ciudad a finales del siglo XVIII para que el pueblo lo conociese. De ahí salimos hacia Le Marais y la hermosa plaza de los Vosgos donde dimos cuenta de una sabrosa sopa de cebolla.

Un gran fin de semana con unos grandes amigos.

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