Wednesday, November 25, 2009

Los Ángeles



Como parte de la visita a Kay a Boston planeamos una escapada a Los Ángeles, donde conocí a sus padres y esta megalópolis. Volamos con una de las mejores compañías aéreas que he utilizado, JetBlue, que tiene un espacio para las piernas espectacular (casi 90 centímetros entre asientos), televisión por cable para todos los pasajeros (36 canales) y bebidas y snacks gratis durante todo el vuelo. Llegamos al aeropuerto de Long Beach, y allí nos vinieron a buscar los padres de Kay.

Comentar que si todo parece grande en Boston es porque no había estado aún en Los Ángeles. Ahí el termino gigante pierde todo tipo de significado. Por ejemplo, los padres de Kay nos vinieron a buscar en su coche pequeño, su "Smart", que es un Mercedes clase C. ¿Los otros coches familiares? Un Toyota Sequoia y un Lexus LS. Las autopistas no bajan de los 5 carriles, la extensión de la zona metropolitana de Los Ángeles es de 12.000 km2, los centros comerciales son verdaderas ciudades y las casas son palacetes.

Los 5 días que estuvimos allí tampoco paramos de hacer cosas. Nada más llegar, y tras un vuelo de 6 horas y media (el de Boston-Madrid fueron solo 5:53, por lo que se tarda mas en ir de lado a lado de EEUU que en volar a Europa), nos fuimos a cenar a un restaurante de esos de hamburguesa de medio kilo, que me la tuve que acabar para quedar bien ante los suegros. Pronto me di cuenta de como funciona la vida en casa de los Fabellas: levantarte pronto, hacer muchas cosas durante el día, comer mucho y estar AGOTADO a eso de las 9 de la noche. Muy al estilo Miró.

Los padres de Kay son de nacimiento filipinos, aunque actualmente tienen la nacionalidad estadounidense. Llegaron hace 30 años a los EEUU para acabar los estudios de medicina y desde entonces han ido trabajando en diferentes puntos del país. Parece que al final se han establecido en Los Ángeles, y viven en una casa espectacular, con varias plantas y piscina en el jardín trasero.

El sábado, el primer día que estábamos en Los Ángeles, aprovechamos para ir a la ciudad a conocer el centro. Los padres de Kay viven en las afueras de Los Ángeles (a unos 40 kilómetros), en Glendora, dentro del Valle de San Gabriel. Para movernos cogimos el Mercedes, de ricos, y nos fuimos hacia el centro de Los Ángeles. Allí visitamos la Sala de Conciertos Walt Disney, un edificio de Frank Gehry que guarda muchas similitudes con el Museo Guggenheim de Bilbao. Comimos algo por ahí y luego nos fuimos a visitar la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles, un proyecto de Rafael Moneo y que desperto muchas críticas por su diseño moderno. Me gustaron estos dos edificios porque no representan el típico neoclasicismo tan utilizado en muchas edificaciones estadounidenses. Otra vez al coche (¡no sé cuantos kilómetros hicimos estos días!) para ir a la zona de Hollywood, donde están las estrellas de los artistas estadounidenses (ey, que también está Antonio Banderas) y subir cerca de la señal de HOLLYWOOD. El día terminó con una visita a Beverly Hills y una zona exquisita en un restaurante de fusión asiática.

El domingo, el día del Señor, fuimos a misa toda la familia completa. Saliendo de misa, y tras ponernos ropa más cómoda, fuimos con los padres de Kay a visitar la oferta cultural angelina. Primero subimos al Observatorio Griffith, en una montaña que permite ver todo el centro de Los Ángeles. De ahí salimos hacía el museo Getty, otro ejemplo más de mecenas estadounidense con pasta. El señor Jean Paul Getty, la persona más rica del mundo al morirse en 1976, legó una fortuna a su fundación, con la que se construyó este magnífico museo en las colinas de Brentwood. La colección incluye Van Goghs, Gauguins, Pontormos, Monets... aunque el edificio y la arquitectura no es menos espectacular que la colección. Saliendo del museo nos fuimos a comer carnaza a una churrasquería brasileña en The Grove (centro comercial al aire libre) y prontito a dormir.

Prontito a dormir porque el lunes fuimos a San Diego, a 200 kilómetros de Glendora. Allí es donde trabaja el padre de Kay un par de días a la semana. En San Diego hicimos mil cosas: Kay se dio un masaje (yo también debería habérmelo dado, pero tuvimos problemas técnicos...), fuimos a ver un abogado para que nos contase las posibilidades de quedarme en los EEUU, nos fuimos de compras (donde mis padres "me regalaron" unos zapatos para el nuevo traje) e incluso fuimos a disfrutar de la playa de La Jolla. De vuelta a Glendora paramos en Chilis, donde conocí a una amiga de la familia y nos tomamos unas fajitas riquísimas.

Y llegó el gran día, el martes, cuando visitamos... ¡DISNEYLAND! Para los que no lo sepais, Disneyland en Anaheim es el parque más antiguo de Disney, fundado en 1955 por el propio Walt Disney, y cuyo eslogan es "el sitio más feliz del mundo". Lo que más sorprende al visitante es el ambiente retro que se ha mantenido en el parque, que no ha introducido atracciones de última generación, y donde todo está enfocado al público más infantil. Pero me sorprendió la cantidad de gente "no pequeña" que visita el parque, gente en su luna de miel, grupos de amigos de 30 años... Lo han convertido en un sitio donde nadie te mira mal si te quieres comportar como un niño de 5 años.

Así acababa mi visita a Los Ángeles. Muy buena experiencia en la que conocí a mi familia política, que me hicieron sentir como en casa (hasta me compraron un pijama y las zapatillas a conjunto) y donde pude experimentar lo grandes que pueden llegar a ser las cosas :).